Julio 6 del 2020
Valoramos esta acción de gobierno sin precedentes. La actual administración distrital, puso en evidencia el deterioro institucional de la alcaldía en los últimos años, donde la ineficiencia administrativa, mal manejo y la poca calidad de la información, la pobre ejecución de los planes de desarrollo, fallas en la supervisión a la inversión pública, irresponsabilidad de funcionarios y la corrupción, dan respuesta a lo que hemos padecido: inefectividad de la oferta institucional, deterioro de la infraestructura, bajos resultados en indicadores de calidad de vida, pobreza y desigualdad, y el lento desarrollo del territorio.
Este ejercicio es también pedagógico, visibiliza desde adentro lo que ya la ciudadanía sabe o intuye, y tiene un valor enorme para promover la no repetición de estas acciones; los verdaderos cambios en una institucionalidad con problemáticas tan enquistadas como las que tiene Cartagena, necesitan de voluntad política, de una efectiva planeación de las transformaciones requeridas, y de profundización en la transparencia, de tal forma que con ello se logre un mayor involucramiento de la ciudadanía y la ruptura en la cultura de la desesperanza y tolerancia a la corrupción.
Más que un informe, lo hecho por la Alcaldía debe constituirse en un proceso continuo. Es importante hacer seguimiento del curso de las investigaciones que adelanten los órganos de control, y desde la rendición de cuentas, dotar de información a la ciudadanía sobre estos avances. Es ideal que este tipo de respuestas tengan un involucramiento activo de los órganos de control.
La lucha contra la corrupción, fortalece el valor de lo público. Por eso, en Funcicar insistimos en la importancia de la visibilidad, la democratización de la contratación, la calidad del gasto público, de una planeación técnicamente correcta, de una ejecución efectiva, y de rendir cuentas, todo esto como acciones que contribuyen a minimizar los riesgos de corrupción.
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